miércoles, 30 de junio de 2010

GOL

La empresa era realmente complicada. Corría el genial 84 y la Eurocopa se jugaba en Francia. Un pequeño grupo de fuboleros llevábamos tiempo intentando convencer a Beto y Cía de la estupenda idea de instalar un televisor en el Trisquel para poder disfrutar de la orgía balompédica durante el verano. En aquellos años, el monopolio estatal televisivo ofrecía este tipo de competiciones en su totalidad. Todo el día futbol. Poner una tele en la otrora Casa Corripio era una utopía que merecía la pena intentar. Increíblemente lo conseguimos. Es posible que, sin darnos cuenta, el Trisquel maduraba junto a nosotros. Las verdades absolutas iban perdiendo fuelle y el entorno social tamizaba la intransigencia y los principios más indiscutibles. Así, que un buen día, se apareció espléndida una 14 pulgadas sobre la puerta que daba acceso a los baños. Bien es verdad que la labor comercial fue apasionante. A Beto le atacamos con la idea de la cantidad de carajillos que iba a vender en las interminables etapas del Tour y Giro. Por no hablar de las pelis de por la noche y de los conciertos del Rockola. Tragaron hasta la boya. Sólo queríamos futbol. La inmensa mayoría de trisqueleros no daban crédito a lo que veían. Era el principio del fin. La puta tele.
Interior. Café Trisquel.
Un tipo entra cansinamente por la puerta. Pelo largo recogido en coleta. Barba de quiero y no puedo. Camisa a cuadros de las que pican. Vaqueros gastados.Macuto. Botas para subir al Himalaya (verano, 25 grados).
- Home no me jodas...una tele?
Avanza pesadamente hacia una mesa sin dejar de mirar la tele. Se sienta como derrumbándose. Sigue mirando el invento del maligno.
- Un café con leche bajo de café y un pincho de tortilla.
Del macuto saca un libro del tamaño de un ladrillo refractario. Aparta gracilmente el sobrecito de azúcar y alterna atenciones a los tres elementos de su entorno cercano.
Interior. Café Trisquel.
Una chica entra alegremente por la puerta. Pelo largo y rizado. Jersey tres tallas más grandes. Colgante redondo gigantesco sujeto por cuerda negra. Vaqueros gastados. Macuto. Chanclas.
-Aaaayyyy. ¿Y eso?
Con la boca y los ojazos abiertos a todo lo que dan reparte miradas alternas entre la tele y el de las botas de monte.Sin cambiar de rictus se sienta ante una mesa. Mira sonriente al alpinista, se encoge de hombros extendiendo los brazos con las palmas de la mano hacia arriba. El barbilampiño mueve una mano como espantando una mosca.
- Un café con leche bajo de café y un pincho de tortilla. No quiero azúcar.
Del macuto saca un libro de bolsillo diez veces menor que el de la coleta.
La reacción inicial de la inmensa mayoría era claramente comprensible. Aquello era un reducto revolucionario, rojo, anarca, bullanguero, antisistema...mierda pa la tele. Era difícil sustraerse al ambiente imperante.
Yo era celta. Cuando digo celta, quiero decir que estaba convencido de pertenecer a una estirpe única e irrepetible, tocada por los dioses y dispuesta en el mundo para vilipendiar y machacar al resto de tribus ignorantes. Presto a proclamar la grandeza de mis ancestros y necesitado de demostrar la mía propia. Al sur de Busdongo sólo había moros. De Luarca pa´lla, turcos. Y Ribadesella era la última estación del paraíso.
Yo era rojo. Incluso ultravioleta. La LCR empezaba a situárseme a la derecha. La lucha armada era la única lucha posible y a los fachas había que matarlos a todos.
Pero cagüenmimanto a la selección española de fútbol ni me la toques. Mira que me daba asco la bandera española. Todavía hoy me da repelús. Cuando mi mujer me dice "te vi un polo guapísimo, de rebajísimas, 40 euros y es de setenta". Y el puto polo siembre lleva la banderita en el cuello o en las mangas o a lo burro en la espalda...
-¡Yo eso no me lo pongo ni regalao!
Pero el futbol...la selección...encima ahora la llaman la roja...
Aquel verano del 84 España empezó mal. Se fue entonando y se encumbró ante Alemania en semifinales con golazo de Maceda en el minuto 90. La final contra Francia en París.
De las diez o doce personas que había en el Trisquel sólo tres atendíamos al partido. La furia estaba jugando bien. Para ser tres estábamos montando un pollo relevante, ante la mirada perpleja del resto. De repente uno de los presentes comenzó a animar a Francia y a criticar a la España deportiva, política, económica y social. Tras un inicial intercambio de frases ingeniosas le dimos a entender al espontáneo que básicamente dejara de tocar los cojones. El tío se vino arriba y se crecía por momentos, consiguiendo que nuestro estado de nerviosismo se acentuara exponencialmente. Por alguna razón que no recuerdo, el afrancesado empezaba a ser más gracioso que nosotros y el respetable se partía con el. En un esfuerzo último decidí no hacerle caso y centrarme en la final. En esto, se produce una falta (dudosa) cerca del vértice izquierdo del área española. La falta la tiraba el ínclito Platiní, al que llamaban el Maradona francés, que es como si a mi me llamaran el Marlon Brando de mi casa. Tensión máxima. Tira y... para el gran Arconada. De repente, ese balón que yo suponía a buen recaudo del excepcional cancerbero donostiarra, sale impulsado hacia gol y... ¿gol? Pero qué cojones pasó?
El hincha de Francia que llevábamos sufriendo empezó a saltar, echar cortes de manga, reir. Me lancé hacia él y si no me sujetan estaría escribiendo esto desde la carcel. Perdimos. 2-0. Días después le azoté un cenicero al espontáneo. Se agachó y le abrí la cabeza a uno que pasaba por ahí. El fútbol es así.
Decía Vazquez Montalbán que España aguantará lo que le echen mientras haya liga de fútbol profesional y que la mantiene indesmenbrable la selección española de fútbol. Donde esté un buen partido que se quite una corrida.

2 comentarios:

  1. Pues de momento parece que lleváis razón en esto de la selección y su ligazón en esto del entramado patrótico. Mas permitidme deciros que esto de negar los simbolos y entrar en la búsqueda de lo que en términos violentos uno ha sufrido en mi propia tierra con el término de españolazo de mierda o en otros lares de vascos de mierda pues es simplemente el viejo gen inoculado hace mas de mil años entre los viejos reinos de carlomagno y sus marcas y condados, o las regiones adelantadas que propuganban desde Al andalus con Zaragoza, Badajoz y Toledo. A partir de ahí los Taifas cien años después y de allí hasta aqui el gen de batalla y de defensa de sus diferencias cada señorito de taifa o reino cruzado, pues dan lo que dan. Todos sabedores parte de la misma piel pero a poder ser rayada y hasta amurallada.

    Es decir todos con la roja que es cuando sale lo que llevas en tu interior, pero despues del partido cada uno detras de la raya.

    Esto de los genes y la historia vivida es la leche.

    Un abrazo

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