viernes, 8 de julio de 2011

CONCOMITANCIAS

No fue fácil al principio. Pero poco a poco, aquellos muchachos visitaban esporádicamente los predios trisqueleros. Resultaba extraño e incluso anacrónico, la conjunción de la chiruca y greña espelurciada con el magnífico botín y la atusada y aceitosa cabellera. Nunca fue un problema el repertorio musical, ya que la variedad de buena música era evidente en el Trisquel. Aunque con su asentamiento definitivo, el Rock&Roll gano en presencia y en volumen. El flujo de Teddy Boys aumentaba de tal suerte que el chigre de los celtas ya empezaba a ser reconocido como el de los rockers. Y sucedió lo que tenía que suceder.Por alguna extraña razón, a ciertas edades. la ingesta masiva de cerveza, exalta la amistad entre amigos, pero, por otra parte, aumenta las probabilidades de "ponese faltosu" con desconocidos.
De repente, aquel chaval de la chupa de piel de cocodrilo se levanta y nos dice... "¡Salgámos a la calle!" Lo hizo con una elegancia que yo solo había visto en el cine. Estaba sentado de espaldas a nosotros. Se levantó lentamente mientras giraba la cabeza y nos miraba. Tenía la testa ligeramente inclinada hacia adelante y el tupé pegaba pequeños botes, casi imperceptibles. Me fijé que tenía una rara mueca, como los morritos que ponen las niñas en las fotos del Twenty. Mientras se ponía de pie, deslizaba la chupa por sus brazos y, no se como, acabó cogiéndola con una sola mano por el cuello. "Coge aquí", le dijo al de al lado. Los otros cuatro se habían levantado mas o menos con la misma parsimonia, haciendo sonar el roce de las patas de sus sillas contra el suelo. Era como si hubiera entrado en una película, como en "La Rosa Púrpura del Cairo". O estaba muy borracho o estaba a punto de pegarme con Elvis Presley y su banda. Desde luego que el estilazo del los elegantes era incomparable con la típica malaostia macarra nuestra.
Venga bah, vamos a dejarlo. Dije yo. La puerta del Trisquel era como la de entrada a la plaza en safermín. Sorprendentemente, Javi, el de la chupa de serpiente, atendía a razones.
-Bueno, venga, estamos todos muy borrachos, vamos a tranquilizarnos, venga , joder, que no passssa na, mira, no se que paso pero vamos a dejarlo, que mas da. Bueno mecagüendios, pa una puta vez que esaoy conteporizando no me toquéis los cojones que me cago en vuestrta puta mdre y me baño en vuestra puta sengre.
A veces Julio recibía una especie de impulso extraterrestre y abandonaba su ser y se convertía en una espacie de terminator.
La primera ostia sonó como un aplauso. Yo estaba en la puerte y la vi en su totalidad. Julio siempre dio ostias como campanos. Cuando yo era aún más pequeño, agerridos suicidas venían de otros barrios a pegarse con Él, siempre con el mismo resultado. Ese infortunado rocabili había elegido el peor de sus enmigos. Julio ha bia empezado todo el follón. Tenía un muñequín en la manos al que llamaba Elvis, regodeándose ante los rockers. Cuando ya en la calle Julio empezó a solmenar, vi la típica viñeta de Ibañez. Mientras un rocker volaba por el impulso de un crochet, los zapatos del proyectil humano quedaban como pegados al suelo. Tener a el Messi de las ostias ayudó a las palabras. Conocí a Javi, antes de ser javisavoy. Pocas personas conozco que merezcan mas lo de persona que el gran javisavoy. Ese día, sin tener culpa ninguna le pedí perdón... ¡Venga un florero! ¿Que grande Javi! Mientras comentábamos alegremente la puta ifluencia de bouzuki en la música celta, los gritos de la calle me recordaron que Julio continuaba a su guerra.
Realmente la escena era cómica. Mi gran amigo no sabía ya que hacer para acabar a ostias..De repente un iluiso rocabili dijo:
-Te voy a matar
-Puta basura, tú y cuantos más.
-No me pego contigo porque estoy lesionado.
-Me cago en tu puta cabeza montondemierda, que lesión ni que tu puta madre.
-No me hables tan cerca que tu aliento apesta.
Sinceramente, cuando oí eso supe que se iba a armar gordísima.
Julio, agarro la cabeza del incauto y, orientando su nariz hacia su boca, exhaló los vapores de la noche cuan maniobra de resucitación. Fue... tremendo. El sincuello huyó despavorido, y yo y unos cuantos nos seguiuos riendo, todavía. Aquel día conocí, hablé y me hice amigo para siemmpre de Javi Savoy. Como triunfa podría ponerlo a caer de un burro. Pues va a ser que no. Yo, de mayor quisiera ser como Javi. Larga vida al rocanorol.

1 comentario: